Dejó la gravedad en el olvido
junto a las ataduras que tenía...
Estiró lentamente sus rodillas
y recobrando toda la cordura
caminó por la orilla del tejado
y sin dolor a cuestas, remontó
las alturas temidas por los hombres
siendo libre de dudas o pretextos.
Los hombres lo miraron descender
cuando en realidad iba hacia el cielo...
Su cuerpo se quebró con la banqueta
y su alma conquistó las sinrazones.
Autor: Jorge de Córdoba