Conocieron mi nombre
en el segundo
que invocaron los
males del planeta.
Los infiernos
gestaron de su beta
vertiendo oscuridad
en este mundo.
Cuando niño tenía
identidad,
cuando adulto se fue
desmenuzando.
Así que mi demonio,
en contrabando,
dispensó su destino
en mi maldad.
Se llega la vejez en
el Gehena
y pretendo salvar la
situación.
Es hora que sin duda
o dilación
decante toda sangre
de mi vena.
Autor: Jorge de
Córdoba