Y ¿Dónde quieres que lo escriba?
Si como es abajo es arriba
y si el templo se ha derrumbado
¡Que ruede para siempre el dado!
El Urim y Tumim están sobre el tablero
escupiendo a las creencias de todo clero.
Desde el tiempo de villanos
los alquimistas buscaron la fragancia
del agua que no moja las manos
en un plano de secreta elegancia.
Si es un pecado echar la suerte…
¡Me revelo ante la muerte
y la recibo como a una hermana!
Autor: Jorge de Córdoba