Se escuchó el estertor de las promesas
y antiguos juramentos. Las personas,
vestidas con la seda de las monas,
robaron la comida de las mesas.
Las muertes, convertidas en suicidios,
plagaron las noticias en los diarios
y de pronto, los viejos sedentarios,
vaciaron reclusorios y presidios.
Confundimos disparos con canciones
y las lágrimas fueron reprimidas...
Muchas madres quedaron abatidas
por las balas, sujetas con listones.
Autor: Jorge de Córdoba