lunes, 27 de agosto de 2018

Última decisión


Su mirada, repleta de vacíos,
sus vacíos, enfermos de quimeras.
Ni los cuerpos inertes son tan fríos
como un alma sin luz en sus hogueras.

El hombre suspiraba su lamento
y pedía con lágrimas la muerte.
Me rogaba abatir su sufrimiento
y cortar un dolor, agudo, fuerte.

Sostenía la soga entre sus manos
y preparaba el nudo de justicia.
Sus cabellos, crispados y entrecanos
mostraban su saber y su pericia.

No podemos juzgar lo decidido
por un hombre sin deudas ni pendientes.
Encontrará, en su paz, lo ya perdido
buscando nuevos soles sin orientes.

Autor: Jorge de Córdoba

martes, 21 de agosto de 2018

Nosotros, los locos


Nos, los descerebrados, los apóstatas...
los locos expulsados del beaterio,
aquellos que cuidamos nuestras próstatas
y fuimos como sal de cementerio.

Nosotros, los malditos penitentes,
que siempre preferimos la demencia
a vivir en silencios repelentes
dictada por un clero en decadencia.

Nosotros que caemos desde lo alto
levantando las voces restringidas,
Igualamos al loco, que en un salto,
encuentra lo que ofrecen nuevas vidas.

Autor: Jorge de Córdoba

sábado, 18 de agosto de 2018

La memoria y la venganza


El inicio y final de la madeja
se tuerce, se me entierra y se desgaja.
Es un odio mortal que no me deja
respirar, como estaca que se encaja

La memoria, no muere ni se aleja;
al contrario: se afila como laja
inyectando el veneno de una abeja
y siendo tan ligera como paja.

El calendario pasa y se deshoja.
Se muestra, nos envuelve y no cobija...
nos ahoga, reclama y nos estruja

La memoria es la sangre, cuasi roja,
que se filtra en el alma más prolija
y nos lleva a vendettas, nos empuja.

Autor: Jorge de Córdoba

viernes, 3 de agosto de 2018

Lapidamos nuestra identidad


Amigos enterrados por doquier...
astillas que lastiman nuestra piel.

Acaso somos parte de un infierno
mojado en un pantano con su cieno ...

O tal vez, susurramos estertores
de antiguos legionarios y blasones

desdibujados, quietos. Ya vencidos.
Cerramos tantas llaves, tantos grifos

que lapidamos nuestra identidad
al catar el sabor de mala sal.

Autor: Jorge de Córdoba