martes, 2 de mayo de 2017

Si existe el dolor...




Si fueron disparos u otra cosa... no sabría decirlo.
Sin embargo tampoco se presentó dolor en mi cuerpo, tan solo furia nacida del mareo y la ceguera creciente. Ese chirrido taladrante que anegó mis ojos con lágrimas de sangre e impotencia...

Tampoco entendí cómo estrellé mis rodillas en el cemento sin experimentar dolor siquiera. Mis piernas simplemente se doblaron en forma graciosa e inconexa.

Imposible gritar o levantar la vista. Todo se mueve tan deprisa fuera de mi... y en cámara lenta desde lo que fueran mis ojos.

“Si existe el dolor, está en la rabia, no en el cuerpo”

Desde esa premisa y con la perspectiva ajena a lo que ahora es un saco de carne, sangre y huesos, pude verme desde la distancia buscando a un culpable... anhelando saciar mi venganza y aliviar en el veneno.

Todo fue en vano.

No sabía que me habían matado hasta que sentí el sabor de la nada, corrompiendo mi propia sangre.

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