sin palabras escritas por distancias
andadas sin motivo ni sabor...
Pretendo desahogarme en mi sed.
Los árboles son sábanas del ocre
que te tuvieron en sus fuertes brazos
y, como yo, maldicen cada gota
de rocío que sabe cómo tu
El silencio comprende el desvarío
¡Qué resguarde el secreto de la muerte!
Ahora que la luz no sirve en nada
¡Qué sea la mortaja en el sendero!
Autor: Jorge de Córdoba
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