martes, 18 de octubre de 2016

Ya no hay gritos



En la onomatopeya de mi vida
vivo el sonido casto de la rabia:
intenté constrüir una palabra
y todo se tornó tartamudeos.

Los disparos cambiaron de sonidos
y las musas se hicieron de salitre.
Quisimos imitar las hojarascas
en sus roses eternos por la duela,

pero solo pudimos intentarlo
pues el viento cambió de dirección
entrando en los pulmones sin destino
dejándonos pasmados e impotentes.

Ya no hay gritos
ni reclamos...
solo cuerpos.

Autor: Jorge de Córdoba

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