El color de las noches en los días
sacude con sonidos de la usencia.
Continüo pagando, en penitencia
tu muerte, compañero de osadías.
El tambor y clarines te acompañan
y me niego a callar lo que ha pasado.
La verdad que tiraron de costado...
me mata que presuman los que engañan.
Mi hermano, de la guerra, compañero...
cumplí con la promesa de traerte.
Sin embargo, maldigo toda suerte
en este mundo ingrato y plañidero.
Autor: Jorge de Córdoba
Para Javier JP †
Jorge, siento que hay personas que comparten con nosotros la vida, que nunca se irán, y mas aun cuando se han transitado situaciones y vivencias tan fuertes como la que mencionas en tu poema..Como no Extrañar!!somos humanos y la ausencia fisica nos cala profundo.. Seguro este compañero desde donde está recibe este homenaje y te abraza con su alma.
ResponderEliminarNo es correcto, Eli, que se empeñen en olvidad a quienes todo lo dieron.
EliminarUn abrtazote.